por la infancia y un desarrollo solidario

Por Camila González Aramayo

Niña periodista e integrante del Consejo Nacional Consultivo de Niñas, Niños, Adolescentes y Jóvenes de Terre des Hommes Suisse en Bolivia

 

Los mecanismos de participación que existen en los colegios no dan las mismas oportunidades a todas y todos para tomar la palabra. Ya sea si se trata de demostrar conocimientos o de formar parte de la representación estudiantil hay ciertas condiciones que permiten o impiden la intervención de niñas y niños. Y en tiempos de pandemia la situación ha empeorado.

En el primer caso, es habitual que las y los profesores hagan preguntas sobre los temas que avanza, pero son ellas y ellos mismos quienes deciden quién participa y quién no. En esta situación, suele pasar que les dan más oportunidades a quienes creen que saben más de la materia. Con la educación en línea en algunos colegios han unido cursos para determinadas materias, lo que hace más difícil que te elijan.

Estos momentos de demostración de conocimientos en muchas ocasiones ha servido para poner en evidencia que hay profesores racistas. Por ejemplo, a las niñas y niños que tienen una piel más clara les dan más oportunidades de participación y hay menos posibilidades de que se burlen de él o de ella, si comete un error.

Son justamente las burlas de parte de las y los compañeros y en algunos casos de profesores, cuando se cometen errores al hablar en público, las que hacen que se te quiten las ganas de seguir participando por miedo a la vergüenza. Se genera en las niñas y niños el temor de ser considerado como una persona tonta.

En el segundo caso, el de la representación estudiantil, en las elecciones escolares las y los candidatos tienen que ser nominados por sus compañeros de curso. En mi colegio ocurre que las niñas suelen nominar a personas que saben que son responsables y que toman en serio esta actividad; en cambio, la mayoría de los niños nominan a sus amigos muy cercanos o a otros solo por molestar, aun sabiendo que esa persona puede no querer.

Ese proceso de nominación de candidatos también se reproduce al momento de votar por presidente y vicepresidente del curso o del colegio, predominan siempre las relaciones de amistad. Además, si uno de los candidatos es un niño, la mayoría de los niños vota por él, simplemente por ser hombre. En cambio, son pocos los niños que votan por las niñas candidatas. En todo caso, tras una elección escolar el conjunto de las y los estudiantes ya no participa en ninguna decisión.

A partir de lo anterior es importante que en el sistema educativo se generen mecanismos que permitan la participación igualitaria, que eviten situaciones que avergüencen a las y los estudiantes, y que la representación estudiantil pueda ser rotativa. Solo así se podría incentivar el ejercicio activo de participación.

 

Foto: María Jhoangeli, estudiante del colegio Víctor Rosales del municipio de Tolada del Valle Alto de Cochabamba (Carmen Barrantes).