Por Jheysi Emily Lopez Veliz, 16 años, ecoperiodista del municipio Cochabamba
Todos los días, en la avenida Petrolera, kilómetro 1, zona El Arco de la ciudad de Cochabamba, las vendedoras de pescado tratan de mantener la higiene, pero no lo consiguen del todo porque el lugar carece de las condiciones adecuadas: no tienen acceso al agua y su espacio es muy reducido, aunque garantizan la conservación del sábalo, tambaquí y del pacú que venden con congeladoras eléctricas y mucho hielo.
La vendedora Lilian Rojas dijo que su sector tiene un contrato con la Empresa Municipal de Servicios de Aseo (EMSA) para que recojan la basura a diario y laven el lugar los días martes. “Aportamos, no viene gratis" y recalcó que cada vendedora paga tres bolivianos a la semana. Florencia Morales, vendedora desde 1965, coincide con su compañera y añade que utilizan congeladoras eléctricas para conservar el pescado.
Mery Maldonado y Bernardina Montenegro Zurita son vecinas de la zona y clientas frecuentes. Ellas creen que la limpieza no está tan mal, pero que podría mejorar. Lo que yo observé es que hay tres contenedores que estaban llenos de bolsas, un día martes a las tres de la tarde, y que había algunos restos de escamas en la calzada al borde de la acera. Por accidente, a una de las vendedoras se le cayeron varios pescados al suelo, los levantó y, de un balde, sacó agua teñida de rojo por la sangre para lavarlos; esa agua es reusada muchas veces porque en el lugar no hay ninguna pileta. Las balanzas, donde pesan el pescado, están en el piso, expuestas al polvo y sin ninguna protección. De las cinco vendedoras del lugar solo una tenía una rama de árbol para espantar a las moscas, mientras las demás las dejaban sobre la carne.
La poca higiene en la venta de diferentes carnes vulnera al derecho a una alimentación saludable, necesaria para una vida sana y activa. También afecta al derecho a un medio ambiente sano.
Para tomar en cuenta
La Convención sobre los Derechos de la Niñez, Introducción, párrafo 2, dice: “Además la Convención es también un modelo para la salud, la supervivencia y el progreso de toda la sociedad humana”.
Comerciantes de pescado venden desde hace aproximadamente tres años en la avenida Petrolera, zona El Arco, kilómetro 1.
El puesto de venta de pescados ocupa toda la acera peatonal de la avenida Petrolera. En la calzada, al borde de la acera, se acumula el agua del deshielo de los pescados.
Una de las vendedoras accidentalmente hizo caer varios pescados al piso, los levantó, los lavó con un poco de agua reutilizada y los volvió a poner a la venta.
Detalle de moscas sobre pescados que están puestos a la venta.
Balde de agua teñida de rojo por la sangre de los pescados, reutilizada para lavar los pescados y ayudar a que no se sequen por el calor y no tenga mal olor.
La vendedora Florencia Morales constantemente hecha el agua del deshielo a los pescados para mantenerlos frescos y húmedos.
Bernardina Montenegro Zurita, vecina de la zona Santa Bárbara, usualmente compra pescado de este lugar. "No es tan limpio el pescado, siempre hay un poco de suciedad, hay olorcito también", comenta.