Foto: Wara Vargas
La Paz, 10 de agosto de 2024. Cuando se trata de informar sobre aspectos medioambientales, ya sea para denunciar malas prácticas o para destacar las buenas, las niñas y los niños, en general, no tienen dificultades para identificar los temas. Lo hacen rápido porque tienen la necesidad de dar a conocer lo que está ocurriendo en sus entornos y lo hacen desde sus conocimientos sobre los límites planetarios y los derechos ambientales de la niñez. Esa es la experiencia del proyecto Niñas y Niños Ecoperiodistas.
Por sexto año consecutivo, entre mayo y junio de 2024, Terre des Hommes Suisse, a través de su programa Educación para el Desarrollo Sostenible y Solidario (EDS) y con el apoyo de sus copartes, llevó adelante la capacitación de 27 adolescentes, de entre 12 y 17 años: 20 mujeres y 7 varones de Cochabamba, El Alto, La Paz, Potosí y Uyuni. Los fotorreportajes que produjeron serán publicados en la revista Ecoperiodistas. Desde 2019, alrededor de dos centenares de niñas y niños se han formado como ecoperiodistas y muchos han replicado el proceso en sus unidades educativas.
En Cochabamba
Anahí y Darwin provienen de familias agricultoras del Valle Alto de Cochabamba. A ella le preocupa la mosca de la fruta que destruyó más del 50 por ciento de la producción de durazno. Él valora cómo su mamá le enseña a abrazar a la vida a través de la agricultura orgánica. “Cuando plantamos un árbol es como plantar un corazón nuevo”, dice.
Nayla y Mikel también son de Cochabamba. A ella le preocupa el incremento de mosquitos en su comunidad, debido al uso excesivo de envases desechables que terminan en la basura y que se convierten en criaderos del Aedes aegypti, insecto que transmite el dengue. Él quedó maravillado por la convivencia que descubrió entre seres humanos y animales silvestres en un barrio céntrico; halcones, zorros y tarántulas, entre muchos animales más, están protegidos en este lugar donde incluso está prohibido el uso de juegos pirotécnicos.
También en Cochabamba, Luis Ignacio fotografió diferentes lugares de su colegio, el área verde más grande y cuidada de Paracaya; también en su unidad educativa, Vania contó cómo cosechan agua de lluvia, mientras que Belén puso en evidencia a estudiantes que desperdician el agua en los baños; Nashly habló con una familia agricultora que protege al cerro Tuti, la montaña más emblemática del municipio San Benito; Zulema acompañó a una recicladora de latas y botellas; Nela mostró la nueva cara de la laguna Alalay, luego de la limpieza, y Jheysi recorrió puestos de venta de pescado para conocer cuáles son las condiciones de la higiene.
En El Alto y La Paz
Las niñas y niños de El Alto tienen otras preocupaciones. Noemí ve todos los días como las vendedoras callejeras de Senkata absorben el humo y la tierra que provoca el transporte pesado, además de soportar los constantes bocinazos. Ángela, en cambio, observa el desperdicio de verduras en los mercados, que bien podrían reciclarse o servir para compostaje.
Eva viajó a Chojñoco, su comunidad, donde la población preserva un humedal que es fuente de agua para los animales y el riego; “he aprendido que todos vivimos relacionados entre sí, que aquello no puede vivir sin esto o que esto no puede vivir sin aquello, que todo está relacionado”. En su barrio, Karen se interesó por la forestación que está avanzando lentamente, hay disponibilidad de plantines, pero no hay mucha disposición de las y los vecinos para plantarlos. Mientras Jaqueline contó sobre el huerto de su colegio, una iniciativa que llevan adelante con mucho entusiasmo el director, las y los profesores y el estudiantado.
Los animales también les provocan angustias. Bianca conoció a personas que dejan agua para perros y aves, que no tendrían otra opción que beber del río contaminado; Israel destacó a dos mujeres que protegen a los perros del abandono: una, tiene un albergue; la otra, promueve esterilizaciones gratuitas para evitar la sobrepoblación canina. Mientras que Víctor denuncia que hay dueños desalmados que provocan la huida de sus perros por no alimentarlos o por maltratarlos.
En La Paz, Luciana llamó la atención sobre las toallas higiénicas femeninas y sobre el escaso conocimiento que existe de otros métodos de protección menos contaminantes, como la copa y el disco menstrual, y las toallas reutilizables.
En Uyuni y Potosí
En Uyuni, Adayné informó que el municipio raciona el agua, cortando el flujo en las noches, lo que afecta en especial a las panaderas; a Soledad le preocupa que haya tanto polvo en uno de los lugares más turísticos del país, mientras que Yisel destacó la instalación de jaulas para el reciclaje de botellas pet en las principales avenidas de la ciudad, una iniciativa municipal.
En Potosí, Cristian relató su propia experiencia como niño minero desde sus 11 años, sus condiciones de trabajo, sus miedos y sus críticas al trabajo de la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia que no les deja otra alternativa que la clandestinidad. Alison, en cambio, fotografió la montaña de residuos tóxicos del dique de colas que se encuentra en medio de su barrio y que ocasiona problemas de salud, ya que la gente respira partículas de tierra envenenada. A su vez, Jesús fue a conocer al bosque de Huachacalla, uno de los pocos espacios verdes en la ciudad, que está amenazado por la contaminación por basura, por la delincuencia y por los loteadores de tierras.
El proceso de capacitación de ecoperiodistas se enfoca en dotar a niñas y niños de conocimientos sobre derechos ambientales y límites planetarios, técnicas de investigación periodística y fotografía, y reflexión respecto a la situación ambiental de la Tierra y su relación con sus derechos fundamentales. Esa es la base para que, al final del taller, elaboren un fotorreportaje y se constituyan en agentes de cambio en sus entornos.
De acuerdo al Manual de Niñas y Niños Ecoperiodistas, los nueve límites planetarios identificados por el Stockholm Resilience Centre son: el cambio climático, la integridad de la biosfera, la presencia de entidades químicas artificiales en el entorno, la capa de ozono, los aerosoles atmosféricos (pequeñas partículas de diferentes materiales que flotan en la atmósfera e influyen en la formación de nubes o en la energía solar que refleja nuestro planeta), la acidificación de los océanos, los ciclos biogeoquímicos del nitrógeno y el fósforo, y los cambios en el agua dulce.
Sobre los derechos medioambientales de la niñez, el 28 de agosto de 2023, el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas publicó la Observación General Nº 26 (OG26) sobre los derechos del niño y el medioambiente, con especial atención al cambio climático; este documento complementa a la Convención sobre los Derechos de la Niñez.
De acuerdo con la Observación 26, niñas y niños tienen derecho a un medioambiente limpio, sano y sostenible, donde puedan disfrutar de todos sus derechos humanos y acceder al aire y agua limpios, climas seguros, ecosistemas sanos y biodiversidad, alimentos sanos y entornos no contaminados. Terre des Hommes Suisse añade que, en este contexto, también tienen derecho a un entorno protector.