Por Cristian Maldonado Flores - Niño ecoperiodista
En el barrio Santa Rosa de Lima, municipio de Arbieto del Valle Alto de Cochabamba, nunca ha habido contenedores de basura y tampoco hay un plan de reordenamiento municipal para identificar dónde ponerlos. Lo que sí hay es creatividad e idearon una feria de reciclaje.
El municipio de Arbieto fue fundado el 20 de septiembre de 1983, entonces tiene 38 años. El subalcalde del Distrito 4, Aquilino Franco, dice que “nos falta un plan de reordenamiento territorial que identifique nuestras áreas verdes, de equipamiento, es una planimetría, pero hoy estamos elaborando el proyecto y ya vamos a tener lugares identificados para poder poner nuestros contenedores de basura”.
En Santa Rosa de Lima la basura está dispersa por todo lado, incluso en el parque infantil. El carro basurero recorre el barrio los días domingo a las seis de la mañana y las personas que no salen a entregar sus bolsas, prefieren quemarla.
Francisca Cachi Torres vive cerca del río y quema la basura que no puede reciclar, ya que el carro recogedor no llega al lugar. Lo que a ella le preocupa es que los vecinos de más arriba “botan a este lado también perros muertos, vienen a hacer baño a este lado, nomás ese olor afecta a los niños”. Tiene tres hijos y le preocupa su salud.
“Eso (quemar) afecta (a la salud) porque la basura contamina al medio ambiente”, dice la representante de salud de la junta escolar, Erika Olivera. Además, hay dos problemas, “la mayoría de la gente no sabe qué día vienen los basureros” y el carro de la basura no pasa por toda la zona.
Para remediar en algo la situación, entre la subalcaldía, la junta escolar, el colegio y la organización territorial de base (OTB) organizaron una feria de reciclaje en coordinación con una empresa recicladora. El trato consistió en que el barrio juntaría la basura y la empresa les pagaría de acuerdo a la cantidad acumulada. La presidenta del Consejo Educativo, Ana Ferrel, explica que es necesario que la gente sepa que reciclar puede convertirse en una oportunidad de generar ingresos.
Todas las niñas y niños, apoyados por sus familias, recogieron todas las botellas de plástico de sus casas y las que encontraron botadas en el barrio. También recogieron latas y cartones, y, por separado, metieron todo en bolsas que entregaron en la escuela con su nombre. Después, el camión de la empresa recogió las bolsas, pero como eran muchas no alcanzó a llevarse todas.
Cuando terminen de trasladar todo, la empresa realizará el pago al colegio, una parte se destinará a la compra de materiales y otra se distribuirá entre cada niña y niño que entregó las bolsas.
Las y los profesores apoyaron esta iniciativa y organizaron a las niñas y niños, además de darles información sobre la contaminación medio ambiental. El profesor del nivel secundario Elmer Gonzáles motiva a sus estudiantes a seleccionar la basura para que lo orgánico vuelva a la tierra y el resto pueda ser reciclado.
Los caminos cercanos al pueblo de Santa Rosa de Lima en Arbieto son usados como botadero.
Después de la llegada del covid -19, hay muchos barbijos en las calles y en los botaderos improvisados por los comunarios.
En este afluente antes se lavaba ropa, pero ahora está contaminado por basura y lixiviados.
La falta de contenedores de basura en el pueblo provoca que la gente use este espacio como botadero público.
Residuos de todo tipo, incluyendo plásticos, llantas y materiales altamente tóxicos son quemados sin pensar en la salud.
Niños y niñas del colegio 30 agosto de Santa Rosa de Lima, reciclan basura para poder ayudar al colegio a ganar de la venta de estos residuos en el festival del trueque.
La portera del colegio 30 de Agosto y comunaria de Santa Rosa de Lima ayuda a organizar y entregar la basura a la empresa recicladora.
El patio del colegio 30 de Agosto es usado para organizar la basura reciclada traída por los mismos estudiantes.