Por Merceth Fernanda Quispe Vásquez
Parecen lagunas con flamencos y patos silvestres que se zambullen, pero son grandes diques donde se acumulan las aguas servidas que se generan en el centro de la ciudad de Uyuni, municipio turístico del departamento de Potosí. Esos depósitos tienen un mal olor intenso que afecta la vida cotidiana de las vecinas y vecinos de la zona Campero donde, por el contrario, carecen del servicio de alcantarillado.
Los diques son como piscinas gigantes separadas unas de otras por atajos, es decir por largas hileras de tierra compactada. Contienen agua de un color verde oscuro y ahí se recrean y alimentan distintos tipos de aves silvestres. El primer atajo se construyó hace 36 años y con el transcurrir del tiempo la zona se fue poblando.
“Primero, cuando se ha construido (la obra), ha estado con un atajo con una superficie de tres hectáreas, después se ha ido ampliando. Ahora se cuenta con cuatro diques o atajos”, informó Raúl Ramiro Cruz Guzmán, encargado de Saneamiento Básico y Sistemas de Agua potable en el municipio de Uyuni, conocido por contener al inmenso salar.
No es posible estar mucho tiempo cerca de los diques sin tener ganas de desmayarse. Por eso ese lugar es vacío. Con solo unos minutos allí, una persona puede sentir dolor de estómago y de cabeza por el fuerte olor a desagüe.
Vivir cerca de los diques es muy difícil para las vecinas y vecinos. “Mis hijos ya no quieren comer con el olor, ese olor nomás hay, dicen. (Se quejan de) ese malestar del estómago y la cabeza con el olor”, comentó Ignacia Andacahua, de 48 años, que vive en el barrio próximo a los diques. Ella tiene cuatro hijos mayores y uno de dos años.
La mayoría sin alcantarillado
El presidente de la junta vecinal del barrio Campero, Rafael Mamani Condori, explicó que la población uyunense tiene problemas serios para desechar sus aguas servidas.
“En Uyuni, las casas que tienen alcantarillado son del centro y en toda la periferia no tenemos, por eso estamos coartados de ducharnos todos los días, tenemos pozos ciegos y ahí llega el agua a rebalsar, toda el agua sucia, muchos botan a la calle, por eso está chorreando, no es tiempo de hacer esas cosas, tenemos que tener sí o sí ese servicio básico de alcantarillado”, dijo.
Don Roberto Aguilar, vecino del barrio, explicó que el lugar de los atajados además se ha vuelto peligroso. A pesar de los reclamos de los vecinos, no se ha hecho nada hasta ahora para llevar a otro lado los diques.
En tiempo de lluvia, esas aguas rebalsan, pero este año los vecinos no tuvieron ese problema. El ingeniero Ramiro Cruz dijo que “muy pronto se ejecutará seguramente el nuevo proyecto: la ampliación del alcantarillado y eso va a tener una planta de tratamiento que va a estar ubicada por lo menos a siete u ocho kilómetros del centro poblado”. El proyecto ya tiene presupuesto garantizado y está en proceso de seleccionar a las empresas constructoras.
Aparte del olor, los diques están con algo de basura que lanzan algunos vecinos, quienes no esperan al carro basurero o es trasladada hasta allí por el viento.
Al alejarse de los diques solo se puede pensar “dejen de contaminar el lugar donde hay personas viviendo y animales silvestres”.
- No son lagunas, son depósitos de las aguas de alcantarilla del centro de la ciudad de Uyuni. Los animales no tienen cerca otra fuente de agua.
- Roberto, vecino del barrio Campero, sufre por el mal olor de las aguas servidas que son almacenadas en este lugar.
- El barrio Campero está muy cerca de los diques que contienen las aguas servidas de Uyuni.
- Un único tubo descarga el agua de las alcantarillas de la ciudad de Uyuni. En la foto se puede observar que este líquido es tóxico.
- Existen varios diques cercanos unos a otros. Cuando alguno rebalsa arrastra basura a los otros diques.
- Los animales beben agua de los diques de aguas servidas. Al ser una zona árida no existe otra fuente de agua.
- Los diques abarcan grandes extensiones de territorio y el viento lleva el mal olor hasta muy lejos.