por la infancia y un desarrollo solidario

Por Iver Mamani Limachi

El río que rodea el barrio 27 de Mayo, en la ciudad de Sucre, abraza a toda la vecindad con fuertes olores que se originan en la basura y en las aguas servidas que se lanzan a su cauce. A pesar de la contaminación, ese espacio es una fuente de pastos frescos para la alimentación de vacas, cerdos, ovejas y otros animales que crían algunas personas.

El barrio 27 de Mayo está al oeste de Sucre, a media hora del centro de la capital. Tiene electricidad y agua potable, pero todavía hay terrenos baldíos y casas en construcción, sus calles no están asfaltadas y las viviendas no tienen alcantarillado. 

“Necesitamos que nos escuchen el alcalde y el gobernador, que se haga el alcantarillado… Todo el barrio somos afectados, porque los mosquitos no están en un solo lugar, nos traen malos olores o heces traen en las patitas”, dijo María una vecina de barrio. Ella se refiere a que en el río, que pasa a dos cuadras de su casa, desembocan los desagües de su barrio.

En el río hay mucha basura y los vecinos cuentan que antes era más ancho y que los escombros lanzados a su corriente lo han vuelto angosto. El olor que despide es una mezcla de heces, animales muertos y desechos de todo tipo.

“Me afecta pues, enfermedad trae este río, muy hediondo es, tiempo de Todos Santos más fuerte olor sale pues”, dijo Benjamina, una señora adulta mayor que vive ya tiempo en el barrio. Ella se refiere a la época de lluvia que hace crecer el caudal.

El río está al pie de una quebrada y en algunos lugares se han formado pequeños espacios verdes. En uno de esos espacios, tres vacas pastan tranquilamente, unos 200 metros más allá otros tres cerdos se alimentan del pasto. En la zona todavía existen personas que crían su pequeño ganado, como el hombre y el joven que cuidan a estos animales cerca del lugar.

A pesar de que estas actividades campesinas persisten, la ciudad sigue avanzando. “Usted ha visto cómo está creciendo el barrio, las aguas servidas han aumentado porque ese río era clarito, ahora ha crecido el barrio y van construyendo las casitas, usted sabe que la primera necesidad es el alcantarillado. Ahora totalmente contaminado es ese río”, menciona doña María.

El dirigente de barrio Miguel Acuña dice que hay una solución: “Es que el gobierno municipal pueda hacer un tipo de alcantarillado y, una vez hecho, se pueda rellenar con restos de construcción… Y (eso) a futuro es contaminación, también hay que ver por ambos lados, ayuda al desarrollo del lugar porque se está rellenando, y a futuro se va a poder transitar, se va a poder hacer alguna obra o algo. Lo malo es que, como decimos, ayudamos haciendo el mal”.

 

Casa del barrio 27 de mayo, está ubicada cerca del afluente que viene del río Lajastambo.

 

Cartel del barrio 27 de mayo, avisa de la prohibición de botar basura.

 

Vecinos que viven cerca al río, contaminan las aguas de este caudal.

 

La contaminación del agua es evidente y provoca mal olor en la zona.

 

Vacas se alimentan y toman agua del río contaminado. Sus dueños las llevan a este lugar sin preocuparse de que se puedan enfermar.

 

Manada de cerdos pasean, juegan y beben el agua contaminada del río. Buscan alimento junto a la basura que la genta bota.

 

Pato camina junto a la basura que está junto a una casa. Su búsqueda de comida es un peligro, porque puede comer algún desecho plástico.