por la infancia y un desarrollo solidario

Por Maritza Vásquez Chambi, Milenka Aleska Pañuni Quispe y Laura López Quispe

En algunas unidades educativas de El Alto falta agua, en otras faltan instalaciones para que las y los estudiantes puedan lavarse las manos. La comunidad educativa, en cada caso, intenta utilizar racionalmente el recurso, pero se siente un desincentivo en el uso tanto del agua como de los baños para una buena salud del alumnado y sus docentes.

El director, las y los estudiantes y el portero de la Unidad Educativa 31 de Octubre B, del Distrito 8 de El Alto, evitan malgastar el agua de los baños y la que emplean para la limpieza de su infraestructura. Todas y todos han tomado conciencia de la importancia de cuidar este recurso, desde la crisis del año 2016 que afectó a la ciudad.

El director Juan Carlos Yujra dice que, en una gestión anterior, el plan socioproductivo (PSP) de la unidad educativa estaba dirigido a evitar el mal uso de agua. “Sabemos que es un recurso no renovable, por esa razón nosotros tratamos de cuidarlo”, comentó.

Consultada acerca de si cuida el agua, la estudiante María Liz Cañaviri Esteban dijo que sí. “A veces necesito agua, bajo en bidón para echar al baño y para lavarme las manos utilizo solo poquito”.

Al contrario de ella, hay otros estudiantes a quienes no les importa y reaccionan con risas y burlas en las charlas sobre su uso. Es frecuente ver que las piletas de los lavamanos se quedan abiertas o sin cerrarse por completo.

“En la primera ola de la pandemia, (los estudiantes) sí hacían buen uso del agua, pero en este tiempo estoy viendo que no, pese a que estamos trabajando con PSP de luchar contra el covid, pero algunos tienen la mala costumbre de no lavarse las manitos”, dijo el director. Él cree que a veces sienten que “estamos volviendo a tiempos sin pandemia”.

Aparte de que el agua se desperdicia, también hay días en que se reduce el flujo. “El portero me comentaba que quiere lavar (los pisos y aulas) los viernes porque los fines de semana la presión del agua baja por este sector”, dice el director. Esta sugerencia del trabajador todavía debe pasar por la aprobación de madres y padres de familia.

La falta de agua en Cristal B

La falta de agua en los baños y lavamanos de la Unidad Educativa Cristal B, en el mismo distrito de El Alto, causa incomodidad a estudiantes, profesores y profesoras, quienes prefieren no utilizarlos por lo poco higiénico de las instalaciones.

“Es una de las partes más horrorosas que tiene el colegio al no saber si te puedes desinfectar con agua cuando vas al baño”, dice el estudiante Joseph Jesús Laime Laura.

Mauricio Andrés Callisaya Calderón, miembro del gobierno estudiantil, evita utilizar los baños; “a veces tengo la necesidad de lavarme las manos y no puedo por la falta de agua”.

Los inodoros no tienen tanques incorporados, así que cuando una persona los utiliza debe recoger agua en un bidón de un turril en mal estado y con agujeros, para después echar en el artefacto.

Para 500 estudiantes de la unidad educativa, solo hay tres baños para varones y tres para mujeres, y para el lavado de manos hay en total cuatro grifos. Esto hace que las y los estudiantes se aglomeren demasiado en el recreo. En la entrada también hay unos dispensadores de plástico que fueron instalados en la gestión pasada y que ya están deteriorados por el uso.

Los maestros y las maestras no tienen un baño exclusivo. “Evito entrar a los baños debido a que no hay agua en los baños”, dijo el profesor José Luis Ramos Maquera. “Prefiero no usarlos y venir desde casa, aunque sea sin tomar muchos líquidos”, dijo el profesor Nelson Quispe Apaza.

El estudiante Sergio Ticacala Quispe, miembro del gobierno estudiantil, dijo que a veces sí cuida el agua. “Como parte del gobierno estudiantil mis propuestas son reestablecer los grifos y un sistema de agua reciclable”, comentó.

Cómo utilizan el agua   

Los estudiantes de la Unidad Educativa Tupac Amaru están estrenando cinco baños, dos pequeños que son para primaria e inicial, y tres grandes para secundaria; estos además tienen cinco lavamanos y agua potable. Todo esto fue posible por una intervención del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por su sigla en inglés).

A pesar de este cambio, los estudiantes deben llevarse papel higiénico para entrar al baño y usar un bidón para “baldear”, es decir echar agua, después de utilizar los inodoros. 

“Todos y todas las estudiantes deben cuidar los baños nuevos”, dijo la directora de la UE Tupac Amaru, Gladis Fernández, al recibir la obra. Los cambios llegaron debido a que madres y padres de familia se quejaron, y la junta escolar y la directora se organizaron para tener un baño adecuado.

Antes de la pandemia, los baños ya estaban en mal estado y el agua venía de un tanque de agua. Además de que no estaban limpios, los lavamanos estaban desgastados y los estudiantes a veces reportaban enfermedades.

  1. Los dispensadores de agua, colocados el 2021, están deteriorados por el uso.

 

  1. Los baldes que recogen el agua de los dispensadores están rotos.

 

  1. Los baños de la Unidad Educativa Cristal B están en mal estado.

 

  1. Los estudiantes se ven obligados a usar el baño.

 

  1. Algunos inodoros tienen tanque, pero no los usan o no hay agua.

 

  1. Hay baños que no tienen puertas.

 

  1. El estado de algunos baños es desastroso.

 

  1. El turril es para acumular agua que se usa para limpiar los inodoros.

 

  1. Un solo grifo que funciona.