Por Leonardo Ulises Ticona Flores
Desde la estación del teleférico en Cotahuma, en la ciudad de La Paz, una o dos cuadras subiendo unas gradas, empieza un camino de tierra donde se encuentra una casa junto a un riachuelo de agua de vertiente. El agua es calmada y sucia, pero allí está Juana Quispe, de 73 años, tratando de limpiar esa corriente.
Ella le dedica su tiempo a sacar la basura del agua: ropa, saqañas (bolsas), llantas, zapatos, cajas de frutas. Cuando agarra un objeto lo coloca a una orilla, entre la importante vegetación que crece por la cercanía de la fuente de agua.
Toda esta basura está formada por objetos que tiran las personas y que llegan al riachuelo. La señora Juana dice que el lugar “era limpio, ahora es una cochinada, viene platos, ollas, baldes, una huevada viene ahora”.
La señora Juana se peina con dos trenzas blancas, usa pollera y se pone botas azules de goma para dedicarse a limpiar, también usa mangas de plástico para proteger su antebrazo del agua fría.
Ella y otras mujeres trabajaban como lavanderas de ropa en este lugar. Ahora recuerda que una amiga suya despertaba temprano para ver que la gente no ensucie el agua de vertiente, pero ya no puede hacer eso porque murió debido al covid-19.
“Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis personas lavábamos aquí, después ha aparecido esto”, dice doña Juana. Se refiere a que empezó a aparecer basura y el agua se volvió turbia.
A pesar de eso, doña Juana lava su ropa en ese lugar que está a unos pasos de su casa. A las tres de la tarde, ella ya lavó la ropa de su nieto y la puso a secar. Su ropa blanca y de otros colores está secando al sol, entre ella un uniforme de escuela.
Cotahuma
Cotahuma es una zona de la ciudad de La Paz donde hay muchas vertientes. Apolinar Márquez, vecino de la zona, estaba arreglando su carro a unos pasos arriba del teleférico.
Él cuenta que los vecinos de la zona también se proveen de una vertiente. “En ese lugar hay una casa, sede social de San Juan, y en ese lugar de la sede, más aquicito, hay un túnel de donde sale agua, vertiente, no está embovedado. Eso faltaría embovedar con cemento, bonito, para que no caiga tierra, pero cae y se purifica el agua, y esa agua bebemos”, dijo don Apolinar.
La vertiente del barrio es una fuente de agua segura y por eso la usan para el consumo humano. Por este motivo, según el señor Márquez, la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS, antes Aguas del Illimani) está interesada en administrarla.
“Nosotros aportamos cada mes cinco bolivianos para que (una persona) compre cloro, cal, para que purifique el agua, hay otro medicamento más que compra el presidente de la cooperativa. Ahora vamos a tener un problema grande, vamos a ir a pelear con Aguas del Illimani, nos quieren quitar el estanque, eso no vamos a permitirlo”, dijo.
En la zona de Cotahuma hay pequeños puentes, canales y árboles que crecen porque hay muchas fuentes de agua.
1. La calle Moxos en Cotahuma es el ingreso a la vertiente que viene desde la avenida Julio Téllez, donde están los lavaderos de ropa que aprovechan el agua de la vertiente.
2. Las plantas sobreviven con el agua sucia de la vertiente contaminada por las personas.
3. El agua de la vertiente está negra en algunos tramos, por la contaminación con basura, plásticos, bolsas y piedras.
4. La zona de Cotahuma está afectada por la contaminación del río que genera mal olor.
5. La señora Juana Quispe, vecina de la zona, limpia la vertiente cada día porque ella vive muy cerca y se siente afectada por la contaminación del afluente.
6. A simple vista doña Juana solo alza la basura, pero ella impide que se tape el camino de la vertiente. Si no limpiara, la vertiente se taparía por la basura y el agua sucia se desbordaría hacia las casas.
7. Vemos diferentes cosas como llantas, cajas de fruta y basura. Doña Juana reutiliza varios objetos para no tirarlos y encuentra otros que le sirven.
8. El puente construido con troncos de árbol es un poco antiguo y precario; por donde pasa la vertiente hay gran vegetación y se ve la ciudad.