Por Nayeli Gutiérrez Cachi, 15 años, ecoperiodista del municipio de El Alto, La Paz
Desde los bordes de la ciudad de El Alto, se puede ver las montañas más importantes de la Cordillera Real de los Andes, como el Illimani, el Mururata, el Huayna Potosí, entre otras; debido a eso, por el lugar hay sitios donde realizan rituales. Pero al mirar abajo, hacia el barranco que limita con el municipio de Achocalla, solo se ve basura, entre escombros, plásticos, residuos e incluso animales muertos.
Vecinas y vecinos de la urbanización Alto Marquirivi, en la ciudad alteña, ven todos los días como la basura se vierte en este lugar, pero también observan el trabajo que realiza un grupo de mujeres, que seleccionan diferentes materiales y lo reciclan para venderlo. La separación y reciclaje es una tarea que deberían asumir los municipios, pero no lo hacen.
Las y los habitantes del lugar afirman que quienes tiran sus desechos son personas que viven en zonas más alejadas; algunas personas también los queman. A pesar de los letreros que prohíben echar basura y advierten con multas, y aunque existe un botadero municipal autorizado en El Alto, este barranco es considerado por algunas personas como otro botadero.
Nancy Condori vive en la zona y explica que el carro basurero pasa dos veces por semana; aun así, la gente bota su basura al barranco. “Todavía criamos animales, entonces se contamina el pasto, el agua. Bebemos esa agua a veces y eso nos afecta la salud”. Un vecino que lleva ahí a pastear a sus ovejas, tiene que cuidar mucho a sus animales para evitar que coman el plástico que está regado por todas partes.
Mientras tratábamos de conversar con las recicladoras, llegó un vehículo de carga del Ministerio de Salud, que dejó basura en el contenedor donde trabajaban las mujeres. Cuando quisimos entrevistar al conductor, este arrancó el carro a toda velocidad y llegó a empujar levemente a la persona que me acompañaba para realizar este fotorreportaje. Él cometió una infracción, pues siendo un vehículo oficial del Ministerio de Salud, estaba contaminando una zona habitada, a plena luz del día.
Las autoridades no se encargan de este problema y las vecinas y vecinos, así como los animales, sufren las consecuencias de la contaminación, en un lugar que podría convertirse en un atractivo turístico por la imponente vista de las montañas.
En la urbanización Alto Marquirivi, ubicada en la parte superior de Achocalla, existen letreros que prohíben botar escombros.
En los cerros que colindan con el valle de Achocalla, hay escombros que son echados desde las alturas, donde se encuentra la urbanización Alto Marquirivi, que pertenece a la ciudad de El Alto.
Vehículos como este camión llegan en pleno día a tirar escombros en la urbanización Alto Marquirivi de la ciudad de El Alto.
Un vecino pastea a sus ovejitas y comenta que debe cuidar que no coman basura, en especial plásticos.
La basura y los escombros arruinan la vista de la cordillera Real.
Un vehículo de carga del Ministerio de Salud deja cartones y desechos que son recogidos por las recicladoras que trabajan en el barranco.
En los contenedores municipales dejados por Trebol (el servicio de recojo de basura de la ciudad de El Alto), mujeres recicladoras seleccionan el plástico mientras los perros que buscan comida.
Un vecino de Alto Marquirivi quema basura cerca del espacio ritual de Achocalla.