Por Gabriela Baldiviezo Mamani, 14 años, ecoperiodista del Valle Alto de Cochabamba
Desde que comenzaron las clases, las y los estudiantes de la Unidad Educativa 30 de Agosto, ubicada en el municipio de Arbieto en el departamento de Cochabamba, aprenden en su huerto escolar. Ahí plantan, abonan, riegan y cosechan porque quieren valorar a la Madre Tierra, tocarla y sentirla en lugar de ver un video. Además, se divierten y siempre se sorprenden.
En el huerto hay pimentones rojos y verdes, acelga grandes y pequeñas, locotos picantes, habas, perejil, apio, lechuga, repollo, cebolla y también plantas medicinales como toronjil y otras aromáticas como romero. Las y los estudiantes recolectan las cáscaras de frutas del desayuno escolar y llevan restos de verduras de sus casas para el abono. En el huerto pasan Lenguaje y aprenden a escribir el nombre de las plantas y a formar oraciones; en Matemáticas practican operaciones usando las cantidades de plantas; en Artes Plásticas dibujan y pintan las plantas que producen, y en Ciencias Naturales aprenden a reconocer la raíz, la flor, la semilla y el fruto de las plantas, y sus beneficios.
Las niñas y niños que provienen de familias agricultoras comparten sus conocimientos con sus compañeras y compañeros, y con sus profesores. Por ejemplo, hay que saber regar con cuidado para que la planta se mantenga en el suelo; hay que hacer almácigo en un pequeño agujero donde se colocan entre dos y tres semillas, y luego se tapa con tierra y con abono. Son saberes que adquirieron en la práctica.
La profesora Ripsi Balderrama Claros, de tercero de primaria, dice que sus estudiantes van al huerto por grupos una vez al mes. Por eso a ella le gustaría “un huerto un poquito más grande, todos al mismo nivel estarían entrando y viendo todos al mismo tiempo”. José Luis Choque Mamani, técnico agrónomo de la Fundación Ayni, explicó que, para la instalación del huerto, la organización ha coordinado con el director de la unidad educativa, con las y los profesores y con estudiantes del grupo de autoprotección del colegio.
El huerto está protegido por un cerco y malla para mantener la humedad; así también se evita que entren perros y otros animales, y dañen las plantas. Los estudiantes secundaria José Luis Chamaca y Brayan Guillén cuidan ese espacio de producción porque aprendieron que las plantas dan vida.
La Unidad Educativa 30 de Agosto, ubicada en el municipio de Arbieto, tiene un pequeño huerto escolar donde las y los estudiantes aprenden a cultivar.
La producción agrícola también es un motivo para que las y los estudiantes aprendan a reciclar botellas pet, por ejemplo, para fabricar regaderas.
El huerto escolar cuenta con un sistema de riego por goteo, que fue instalado entre la educadora de la Fundación Ayni, Reyna Velis, y las y los estudiantes.
Las y los estudiantes aprenden a sembrar y cosechar zanahorias.
Una planta de locoto del huerto puede dar hasta seis frutos. Para las y los estudiantes, es fácil cosecharlos.
Cebollas y lechugas, entre una gran variedad de verduras, están cubiertas para que el sol no seque tan rápido su tierra y las plantas puedan crecer sanas.