Por Pamela Teresa Fernández Godoy - Niña ecoperiodista
Doña María Luna tiene 37 años, vive en Tarabuco, en la comunidad de Mishkha Mayu. Se dedica a la agricultura y tiene 25 ovejas que le dan lana, carne y abono orgánico para sus cultivos, al igual que sus diez vacas que producen estiércol. En el lugar, ubicado a más de una hora de la ciudad de Sucre, los cultivos crecen ayudados por los excrementos de animales.
Ese abono orgánico se reúne en varios meses, en el corral donde se resguardan y duermen las ovejas. En determinado momento, los agricultores lo recogen y lo utilizan para fertilizar la tierra donde siembran sus productos porque es necesario para que los cultivos crezcan sanos.
Para sembrar en los 500 metros cuadrados de tierra que poseen, necesitan 20 bolsas de abono orgánico. Otros usan más cantidad, según el tamaño del terreno.
Los agricultores del lugar no emplean fertilizantes químicos comprados del mercado. Para sembrar, el esposo de doña María utiliza una yunta que abre un surco en la tierra y detrás va ella colocando la semilla y por último su hijo echa el abono orgánico. El sembradío empieza en las épocas de lluvia que están por empezar en el país. Esta familia produce papa, maíz, haba, arveja y choclo, entre otros.
Los abonos orgánicos, como son naturales, no dañan la naturaleza, más bien ayudan a que la tierra sea más fértil.
Benita Llacsa es otra vecina de Mishkha Mayu que cultiva sus propias verduras y frutas, como duraznos y manzanas, pero lo hace en un huerto. Ella no usa excrementos de animales en sus cultivos, pero sí abono orgánico hecho de residuos de cocina, es decir que hace compostaje.
El esposo de doña Benita contó que también usan las hojas y otros residuos que desechan los árboles. Es decir, lo que en las ciudades se considera basura, en el campo sirve para abonar el suelo para la siembra.
El beneficio del abono orgánico es que los alimentos crecen sin fertilizantes químicos que son dañinos para la salud humana y de la misma tierra. Así tenemos alimentos no solo saludables, sino también baratos para una alimentación sana de la población.
Las ovejas de la señora María descansan en un corral donde se acumula su excremento; este luego es utilizado como abono orgánico.
En los corrales de Mishkha Mayu acumulan abono orgánico.
Cultivo de papa abonado con excremento de ovejas.
La señora María muestra su abono y sus cultivos de acelga y otras verduras, que produce en su carpa solar.
La señora María muestra su abono y sus cultivos de acelga y otras verduras, que produce en su carpa solar.
La señora María muestra su abono y sus cultivos de acelga y otras verduras, que produce en su carpa solar.