por la infancia y un desarrollo solidario

Por Marina Mamani - Niña ecoperiodista

Al entrar al huerto de doña Melania, en el barrio Valle Hermoso, hacía mucho calor y era distinto a la temperatura de afuera, donde hacía frío y todas las personas estaban con chompas y bien abrigadas. Casi siempre es así en la ciudad de Potosí que se encuentra a 4.070 metros sobre el nivel del mar.

El techo del huerto de doña Melania es de nailon amarillo y sus paredes de ladrillo, y el suelo está lleno de hortalizas que cultiva ella misma, en un pequeño espacio. Entre sus cultivos tiene espinaca, perejil, zanahoria, remolacha, rábano, tomate, lechuga y acelga.

¿Por qué tiene huerto en la casa?, fue la pregunta. Para ayudarnos a las wawas y a nosotros para comer, me dijo doña Melania que tiene dos hijos pequeños.

En la zona hay varios huertos iguales que fueron creados por un impulso de la institución Pastoral Social Cáritas Potosí (Pasocap) hace más de dos años. Luz Rivera, coordinadora de la Casa NATs (niñas, niños y adolescentes trabajadores), una iniciativa de Pasocap, explica que los huertos están cuidados por familias que están produciendo alimentos de manera orgánica. Eso siempre contribuye al cuidado del medio ambiente, dice, por eso son acciones que hay que apoyar.

Doña Melania está feliz y compara la verdura que se vende en la calle con la de su huerto: la de la calle la siente agria, mientras que la de su cosecha es dulce y a veces se le antoja sacar una zanahoria y comérsela cruda de inmediato.

Sofía Coro Puita, secretaria de hacienda en el Distrito 20, dice que apoya los huertos urbanos e invita a más instituciones para darles apoyo. “Hay muchos niños que no saben sembrar una lechuga, pero hay instituciones que enseñan y, mucho mejor, los niños también tienen que aprender a cuidar las plantas y a regar”.

Los huertos de Valle Hermoso apoyan a la gente a comer sano y a no gastar dinero comprando verduras del mercado. Luz Rivera dice que también contribuyen a que haya comunicación en la familia porque comparten el trabajo, conversan sobre esa actividad y cumplen con los derechos ambientales de las niñas, niños y adolescentes.

El huerto de doña Melania tiene un olor a tierra agradable y sus hijos ya están acostumbrados a comer sopa de verduras cosechadas en su misma casa.   

El barrio de Valle Hermoso en la ciudad de Potosí, es el lugar donde la señora Melania armó su huerto urbano.

La hija y el hijo de doña Melania juegan en el patio junto a su huerto.

La señora Melania posa en la puerta del huerto que construyó junto a su esposo hace dos años.

En su huerto tiene lechuga, remolacha, apio, tomate y perejil. Estos productos son para el consumo propio.